El origen de este vuelo

Barrilete Sureño nace en marzo de 1989 en la ciudad de Salta “La linda”, paradógicamente en el NOA, para ir encontrando en su camino los tintes y colores que lo identificarán para todo el vuelo.
Como sus padres lo eligieron, barrilete tiene nombre, raíces, historia, deseos encarnados y...alas.  Alas celestes y blancas, lisas y transparentes, suaves y libres.
En su primer vuelo llegó a Neuquén, donde encontró un nido, una educación, una identidad, posibilidades de expresión, amor, protección y salud, a la vez que una mezcla justa de felicidad e inocencia para crecer y creer.
En La Plata continuó la tarea. Allí se formó en los aprendizajes científicos como vulgares. Allí se encontró con raíces familiares y creció acompañado entre navidades y abuelos, amistades, música y viajes, para seguir de a poquito su camino de libertad. Maestro de futuros vuelos, eligió la docencia como profesión para construir nuevas y ajenas libertades, caminos con muchas curvas y encrucijadas que habiliten a cualquiera a elegir su propia orientación.
En busca de más y mejores vientos, Barrilete siguió a los aires de montaña. "La tierra del sol y del buen vino" (Mendoza) lo albergó por casi 5 años y allí finalmente planeó su GRAN VUELO.
Rodeada de niños aprendió a llenarse de calor, amor y sonrisas que lo sostuvieron con fuerza y convicción, madurando sus colores y aprendiendo a brillar con luz propia. En agosto de 2010 los vientos hicieron latir su corazón con más fuerza y en marzo de 2013 fueron 2 corazones los que se encontraron y al compás de mil latidos, eligieron emprender EL VUELO juntos: bienvenido Germán (Bandido por América).


Hoy 15 de junio, Barrilete Sureño está convencido que la vida es más linda cuando uno la vive a pleno y elige día a día su propio camino con seguridad. Es así, en el mismo andar, que la vida fluye y la energía positiva se crea, se atrae y se contagia infinitas veces. Y es por eso que Barrilete elige viajar y abandonar el sur, volar y sobrevolar, descender y crear, compartir y dar. Cada vez más al norte, cada vez más arriba, pero nunca olvidando que su esencia es de corazón sureño.


Vuelo para aprender, vuelo para conocer y ofrecer, vuelo para vivir y compartir, vuelvo para imaginar, vuelo para contagiar/me y transformar, vuelo para retratar, vuelo para amar y también vuelo para volver.

Están todos invitados a soplar conmigo para que este vuelo sea conjunto y esté lleno de buenos vientos a favor.

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