CONSEJOS
PARA RECORRER BRASIL:
FRONTERAS Y RUTAS
FRONTERAS Y RUTAS
Sin ánimos de creernos una enciclopedia, escribimos este post
en base a nuestra experiencia real como viajeros argentinos, en tierras
brasileras. La idea es dividirlo en partes para no aburrirnos, organizándonos por temáticas: fronteras / rutas / comida / alojamiento / equipaje necesario / excursiones, etc etc.
Si bien nuestro relato cuenta a partir de nuestras experiencias personales, siempre ayudan a quienes están por viajar a pensar en nuevas opciones, resolver dudas y hasta conocer a alguien que concretamente viajó y puede ser un buen contacto antes de tu viaje. Y sino también para aquellos que quieren viajar desde su casa y quienes acompañar nuestras fotos con algo de relato!
Si bien nuestro relato cuenta a partir de nuestras experiencias personales, siempre ayudan a quienes están por viajar a pensar en nuevas opciones, resolver dudas y hasta conocer a alguien que concretamente viajó y puede ser un buen contacto antes de tu viaje. Y sino también para aquellos que quieren viajar desde su casa y quienes acompañar nuestras fotos con algo de relato!
Los datos corresponden a los meses de febrero, marzo y abril
del 2015, con 69 días y más de 7.000 Km recorridos.
Vamos por partes…
¿Cómo / por
dónde adentrarse en este gran país que tiene frontera con casi todos sus
vecinos latinoamericanos?
Existen básicamente tres maneras de
entrar a Brasil: por tierra (en sus variadas opciones), por agua (río o mar) y
por aire (en avión). Si tus opciones son aéreas, las variables serán los
aeropuertos donde aterrizar; si es de barco, el puerto donde arribar, lo cual
incluye latitudes de sur a norte o longitudes que en su mayoría tienen que ver
con la zona norte del Amazonas y sus afluentes; pero si tu opción es tierra
como nosotros, a elegir nomás tu frontera más cercana.
¿Qué elegimos nosotros?
¿Qué elegimos nosotros?
Particularmente nuestro viaje es
pedestre, por lo tanto las fronteras terrestres formaron parte de nuestra
experiencia en Brasil. En un comienzo entramos por Río Grande do Sul ya que nos
encontrábamos en Uruguay y su límite político norte limita exactamente con este
estado sureño brasilero. Fue la frontera más imaginaria de todo el viaje, ya
que la ciudad de Rivera (UY) se “separa” de Santa Ana do Livramente (BR)
simplemente a partir de una gran plaza. Uno hace los trámites migratorios del
lado de Uruguay, se toma un colectivo de línea hasta la plaza y la atraviesa
caminando hasta la policía federal brasilera. (Vale aclarar que no todas las fronteras tienen un sistema de aduana
integrado, donde uno puede hace los tramites de salida de un país y de entrada al
otro, en un mismo lugar. En ocasiones es un solo trámite, pero en otras son dos separados físicamente. Siempre hay que consultarlo en ambos lados y más
de una vez).
Una vez cruzada la plaza, los
sentidos automáticamente reconocen la
transición, ya que la gente comienza a hablar en portugués, los carteles ya se
leen en otro idioma, la música suena con otro ritmo y la fisonomía de la gente
se reconoce como más brasilera que uruguaya. Así de rápido uno entró en Brasil.
La policía no suele ser la mejor amiga del viajero y preguntarles a ellos sobre
el mejor lugar para hacer dedo no es buena opción, sobretodo porque ya no
hablan en español y porque según ellos está “proibido fazer carona”. En esta
época del año, los autos que llegan en cola para hacer los trámites migratorios,
en su mayoría tienen patentes argentinas y responden a un turista que escapa lo
más rápido posible hacia las playas brasileras en sus días de vacaciones, y que
han atravesado parte de Uruguay como opción de ingreso a Brasil. Entre ellos están
los blanquitos que empiezan su quincena y los negritos que están de vuelta.
Intentamos encontrar alguno de los recién saliditos con espacio en su auto para
ayudarnos a salir de la gran zona urbana, pero ninguno de ellos tenía lugar, y así
fue que caminamos y caminamos hasta encontrar un cruce en las afueras de la
ciudad. No fueron cortas las distancias ni las esperas pero al fin encontramos
alguien que frenara ante nuestro dedo. Aquí
uno comprende que hacer dedo en zonas urbanas no es la mejor de las opciones.
Como nuestro plan de viaje implicaba
conocer el litoral de Argentina, volvimos a la frontera de Uruguaiana – Paso de los Libres luego de una visita por Dom Pedrito (un pueblo al que nos habíamos propuesto visitar) en el sur de Brasil y algunos días en Uruguaiana en casa de nuestro gran anfitrión John Lennon! (sisi, John nos alojó en casa y nos hizo sentir en familia desde el principio, comiendo los mejores platos de la mano de su mamá Helena.)
Para volver a Argentina por esta frontera tuvimos que hacer doble aduana, con un puente que cruza el Río Uruguay y el cual podés atravesar caminando (al menos 2 km) o a dedo con alguno de los tantos autos que lo cruza. Es decir que antes de atraversarla, tramitas tu salida de Brasil para una vez del otro lado,volver a tramitar tu ingreso a Argentina, ¡no olvidar!
Para volver a Argentina por esta frontera tuvimos que hacer doble aduana, con un puente que cruza el Río Uruguay y el cual podés atravesar caminando (al menos 2 km) o a dedo con alguno de los tantos autos que lo cruza. Es decir que antes de atraversarla, tramitas tu salida de Brasil para una vez del otro lado,volver a tramitar tu ingreso a Argentina, ¡no olvidar!
Y por fin, nuestra tercer frontera
con Brasil fue en el límite norte de
Misiones, luego de conocer la maravilla natural de las Cataratas de Iguazú,
donde elegimos despedirnos de Argentina en Puerto Iguazú para adentrarnos a la
ciudad más próxima de Brasil: Foz de Iguazú. Con un nombre muy similar pero con
un río concreto que las separa (Río Iguazú, valga la redundancia) es que
atravesamos la nueva frontera, esta vez con un trámite único del lado de Brasil. Como nos acompañaban dos amigos
argentinos motorizados, el puente lo cruzamos en auto y de esa manera entramos
en el centro de la ciudad próxima. Ellos entrarían por sólo 5 días y saldrían
por Paraguay, por lo cual no necesitaron ningún tipo de papel que demostrara su
cambio de nacionalidad. En nuestro caso, estábamos haciendo nuestro ingreso oficial, con una visa de turista que te habilita a
permanecer en este país durante un tiempo máximo de 90 días. Este se puede
hacer con la cédula argentina de
identidad que hace tiempo funciona para todos los países del Mercosur, actualmente con lectura elecrónica; o con el
mismísimo pasaporte donde te sellan
la fecha exacta de tu ingreso. En ambos casos tenés que completar tus datos en los papeles que están disponibles para
llenar en los mostradores, que luego te
sellan y que SIN FALTA debes presentar al irte del país. Es un papel
imposible de perder que debes guardar muy bien (en ocasiones en donde el
sistema es electrónico únicamente no es necesario, pero si te lo dan, guárdalo
bajo llave).
Y así como así, estás adentro. BIENVENIDO A LA REPÚBLICA FEDERATIVA DEL BRASIL.
¿Por dónde salir?
Esta pregunta responde a nuestro recorrido de sur a norte pero entendemos que puede hacerse de miles de otras maneras. A continuación el link con el mapa de nuestro recorrido para comprender cuáles fueron nuestras opciones:
Como habrán visto en el mapa, nuestra "escapatoria" del gran país fue por la frontera entre Pacaraima (Estado de Roraima) y Santa Elena de Uairén en Venezuela (la gran sabana!). Nuestra idea inicial siempre fue cruzar a Guayana Francesa para recorrer los tres países menos conocidos del continente, pero en el camino hubo cambio de planes y terminamos conociendo la ruta Transamazónica para ir por el Amazonas hasta Manaus y subir hasta Venezuela. Era la otra opción tentadora que terminó ganando.
La frontera con Venezuela es bien frecuentada y no presenta grandes dificultades, es de doble trámite (es decir de entrada y salida de un lado y del otro) y comienza su actividad entre las 6 y 7 de la mañana (por lo que no se gana nada yendo antes de ese horario). Si necesitás cambiar los reales que te quedaron de Brasil o lo que tengas a bolívares, te conviene hacerlo ahí mismo en la frontera con los "chamos" que cambian dinero a un cambio bastante conveniente. Siempre tené en cuenta que los reales son útiles hasta ese momento, si no los cambias, después se te va a hacer más complicado y a la vez se te van a devaluar.
La frontera con Venezuela es bien frecuentada y no presenta grandes dificultades, es de doble trámite (es decir de entrada y salida de un lado y del otro) y comienza su actividad entre las 6 y 7 de la mañana (por lo que no se gana nada yendo antes de ese horario). Si necesitás cambiar los reales que te quedaron de Brasil o lo que tengas a bolívares, te conviene hacerlo ahí mismo en la frontera con los "chamos" que cambian dinero a un cambio bastante conveniente. Siempre tené en cuenta que los reales son útiles hasta ese momento, si no los cambias, después se te va a hacer más complicado y a la vez se te van a devaluar.
RUTAS, RUTAS Y MÁS RUTAS BRASILERAS:
Este comentario podrá ser
reiterativo, pero Brasil es TAN grande, que las rutas y los kilómetros dentro
del mismo son un tanto extraordinarios. Concretamente hablando de la calidad de
su infraestructura, podemos dividir a este país en dos grandes bloques:
1. Parte sur: que incluye los estados de Río Grade do Sul, Santa Catarina, Paraná, Sao Pablo,
Rio de Janeiro, Mina Gerais, Goiás, y Brasilia (no nos animamos a incluir
algunos más occidentales por falta de experiencia concreta en ellos).
2. Parte
noroeste: que comenzó para nosotros en Brasilia y terminó en el Amazonas.
(No conocimos las rutas del nordeste por las que las dejamos fuera de esta clasificación).
(No conocimos las rutas del nordeste por las que las dejamos fuera de esta clasificación).
Esta
división es clara. Brasil es un país con un comercio que necesariamente precisa
de personas que trabajen en el transporte, digamos concretamente: camioneros.
Es un trabajo que muchos brasileros eligen, algunos con camiones alquilados,
otros con su propiedad, desde pequeños utilitarios y camionetas adaptadas,
hasta camiones con 9 ejes (algo nunca visto y hasta prohibido en las rutas
argentinas). Esta realidad, implica una infraestructura que agilice el comercio
entre la materia prima y la industria, entre la industria y los centros
urbanos, entre otras conexiones. Y es de esta manera que las rutas en su mayoría se encuentran en muy buen estado en la “parte sur”. Por
supuesto que súper transitadas pero con una buena calzada, pintura visible, radares en cantidad con controles de
velocidad que obligan a todos a reducir la velocidad, en zonas urbanas y a
veces en medio de la nada.
Para
nosotros que viajamos a dedo por todo Brasil, estas rutas fueron un éxito, ya
que la gente en ellas gana seguridad y rápidez en los recorridos, y por lo
tanto eso influye directamente sobre nosotros los viajeros que precisamos de
esos transportes.
¿Y la parte
norte? Justamente esta clasificación tenía que ver con los extremos. Una vez
que uno atraviesa Brasilia y se direcciona al norte, el país cambia. Las rutas
comienzan a ser territorios más bien olvidados (no por quienes más las transitan:
camioneros) sino por todo el resto que poco usan estas rutas para llegar a las
grandes ciudades. El transporte público resulta caro para el mismo local y la
frecuencia no es causa de exigencia de mejor infraestructura. Simplemente se
deja llenar de “buracos” o pozos que vuelven a la ruta más peligrosa. A su vez,
las vías son simples (una de ida y otra de vuelta) y los camiones se lanzan a
traspasar a otros camiones y autos, sin importar quien venga de frente. Sin
dudas esta costumbre brasilera es conocida, por lo que siempre debés mirar al
frente, reducir tu velocidad y hasta
lanzarte a la banquina cuando ves semejante vehículo venir de frente.
En algunas regiones hay ranchos de paja al costado de la ruta, de personas que forman los "Movimientos sin Tierra" que reclaman al gobierno tierras para vivir y cultivar, por lo que uno puede encontrar personas caminando a las orillas, hasta niños y animales y es necesario tener precaución.
La ruta más inolvidable para nosotros es y será la Transamazónica, famosa por los kilómetros de tala de la mata amazónica, para unir algunas ciudades, crear pueblos más pequeños entre medio y agilizar los intereses trasnacionales de la zona. Sólo se ven camiones en ella, con mucha dificultad en su andar (algunos acarreados por tractores en subidas imposibles de tierra), jeeps y camionetas 4x4, y algún que otro corajudo en autos más pequeños. Nosotros no tuvimos mejor idea que ir por allí y conocer la desolación y la pésima condición de la misma. Un tramo lo recorrimos con Pablo, en su gol rojo, con quien demoramos 10 hs para recorrer 250 km aproximadamente. Más adelante, luego de parar en Altamira, hicimos dedo y después de algunos tramos cortos, nos encontró Borges con su hylux 4x4, que recorrió en 7 horas, 300 km aproximadamente.
A mi parecer una pesadilla ya que nuestro chofer no le tenía miedo a la velocidad en combinación con los pozos y la tierra blanda del camino deformado. Desde esa vez, le juré a Germán que nunca más arriesgaríamos nuestra vida a cambio de atravesar una ruta tan intransitable como esa. Quedó como anécdota y aprendizaje de viaje, pero que me costó unos cuántos nervios y dolores de cuerpo al ir a los saltos con un cinturón que no paraba de trabarse en cada golpe. Sin dudas les recomiendo viajar por el Amazonas desde Belém, ciudad a la cual se llega por mejores caminos, en barco por el río y a mayor costo.
Para llegar a Manaus desde el sur es necesario embarcarse por el mismísimo Amazonas, un clásico del que todos ya oyeron hablar alguna vez, durmiendo en redes y avistando los mejores atardeceres en el río. Se puede navegar desde Belem, o como nosotros hicimos, desde Santarem a mitad de precio y tiempo (ver relato Navegando por el Amazonas).
Por último, y como queriéndose despedir de nosotros con una mejor impresión, Brasil mejora sus rutas desde Manaus, hasta su frontera norte con Venezuela en Pacaraima, pasando por Boa Vista. Esta ruta ya no es tan transitada, al menos no tiene camiones que las destruyan con su peso. Entre Manaus y Boa Vista hay dos aspectos interesantes a tener en cuenta: uno de ellos es que hay que transitar ese tramo antes de las 18 hs porque en cierto punto, hay una comunidad indígena que por su protección cierra la Ruta Nacional y no permiten que nadie transite en la noche. El segundo aspecto, más turístico, es que uno atraviesa en ese camino la línea imaginaria que separa el hemisferio sur del norte!
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